sábado, 17 de enero de 2009

El niño del chandal.


Puede costar creerlo, pero es verdad. Lo que no cuesta nada es imaginarselo con el chandal puesto (con zapatos por supuesto) y aparcando coches debajo de su casa tal que un gorilla.
Que peligro tienen los regalos navideños, las tías, y los chandals azulones.

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